Archivo de abril, 2006

Autor: Batou

Posted in Todas on abril 10, 2006 by blackbatou

MI MUJER

 

            Cariño, le llamo, y me contesta un desagradable silencio inoportuno, que al compás de mi soledad se vuelve cada vez mas penetrante. Ni siquiera el estruendoso sonido de la melodía que la muerte me canta al oído es capaz de sobreponerse a la espantosa quietud que me rodea.

 

            Ya la Diosa eterna se ha ido. La dama del cielo toca fuertemente a la puerta mi corazón, más en el oscuro rincón en que mi espíritu se encuentra, le es imposible atender a su llamado. Busco con locura el alma de la princesa, pero escondida en su arrogancia no advierte que le deseo.

 

            Los recuerdos de divas pasadas se acentúan a cada trago de amargura que tengo que sorber junto con el licor de la desesperación. El hada de las seis estrofas jugó a ser mi sueño. Estúpidamente dejé ir a la doncella de la luna. No supe más sobre la existencia de la princesa de sol. Sólo me queda el recuerdo vago de la reina de la noche, quien fue capaz de hacerme sentir el sentimiento recíproco del amor, pero de eso ya pasan los siglos.

 

            Aun así, sólo existe una mujer que da consuelo a mis pesadillas. Una mujer que se aparece constantemente en mis sueños y me da el placer de la lujuria y el amor en un solo sentimiento. Tan cercana a mi como una hermana y tan lejana como una religiosa. La reina, la diva, la dama, la musa… la mujer.

 

            Me mira y le quiero, me habla y le adoro, en mis sueños me besa y me doy cuenta de que le amo.

 

            La madre de mis hijos. Si alguien merece la eternidad de mi vida a su servicio, es ella. Tal vez no hoy ni mañana, pero el destino se encargará de acercarla a mis pasos, de ponerla sobre mi cama, de arrullarla en mis brazos y de unirla a mi vida en el cálido fragmento de una palabra.

 

            El deshielo de mi alma es pasajero, y acabará en un dulce perfume de virginidad transformada en familia. El oscuro camino que mi corazón cursa, habrá de iluminarse con el delicioso esplendor… de mi mujer.