Caballo F8 (La chica de Madrid)

Caballo F8, fue lo primero que pensé al ver tu partida de ajedrez. Dos peones abajo tenías, la posición no te favorecía. Caballo F8, pensé otra vez.

No me había fijado en ti, sólo había visto tu juego, tus piezas dispersas en el tablero, tu estilo ofensivo y aventurero, agresivo pero firme, temerario pero audaz; un estilo diferente, poniendo todo al frente y dejando poco atrás, como lanzando todo al fuego; todo eso vi en tu partida. Pronto descubrí que no sólo era tu estilo de juego, era tu estilo de vida.

Atacabas cuando debías defenderte, embestías cuando debías retirarte, todo el tiempo hacia adelante y sonreías, siempre sonreías, incluso cuando tu contrincante decía: “jaque mate”.

Fue entonces que pude verte. En tus ojos vislumbré dos lunas que irradiaban calidez. Tu mirada tan profunda me invitaba a descubrir los secretos que expresabas con tu juego de ajedrez. Ya no me pude ir, se congelaron mis pies, tu voz paralizó mi mente cuando al fin te pude oír, con ese acento diferente, tan lejano, tan distinto para mí.

Ahora sólo quería escucharte hablar, acompañarte y disfrutar de todo lo que tu mente tuviera que contar; y vaya que fue así. Esa noche conocí, entre copas y canciones, entre guitarras y acordeones, a la chica de Madrid.

Deja un comentario